jueves, 19 de marzo de 2009

Miguel Angel Nocedal (P. Micky)

25 de Febrero de 1938 – 04 de Febrero del 2008

Profeso el 8 de Agosto de 1976 y Ordenado Sacerdote el 11 de Diciembre de 1982

Hablar del P. Miguel Ángel Nocedal Arias, el P. “Micky para los cuates”, es encontrarnos delante de una de las personalidades que mejor fueron captando lo que significaba la vida humana en sus distintas dimensiones.
No es un hombre de grandes estudios, ni de gran capacidad intelectual, pero no le hacían falta, porque tenía un don de gentes exquisito, difícil imaginarlo caminar por las calles, que era su gran pasión, y no encontrarlo saludando a alguna persona, siendo buscado por otra. Cuanta gente se cambiaba de acera simplemente para saludarlo.
Y qué decir de su vestir, él mismo se lavaba y se planchaba, y hasta ayudaba a otros en esta tarea, se programaba bien. Siempre limpio e impecable. Rara vez con playera, siempre su pantalón de vestir y su camisa. Y cuando tenía alguna reunión importante de traje, ese traje que no era para apantallar, sino para estar presentable. Siempre bien peinado.
Uno de los problemas -para los demás- cuando aprendió a manejar era precisamente que no sabía manejar, no podía mantener la vista al frente. Prefería ir volteando hacia la banqueta, en las puertas de las casas siempre había una persona que estaba esperando su saludo. Al rato el pobre piolín -su auto- sufría las consecuencias.
Hombre sencillo, de carácter afable y alegre, alejado de los conflictos; intentaba vivir la vida lo mejor que se podía. Siempre positivo, siempre servicial, acomedido, dispuesto a ayudar donde lo estaban necesitando.
Cuando sentía que alguien tenía un conflicto con él, o contra él, esto lo ponía bastante triste y lo hacía redoblar su oración.
En los momentos de convivencia era plenamente feliz, los alimentos nunca fueron problema para él: “nos lo echamos”. Cuando alguien no quería comer algo, decía siempre de manera jocosa: “ahora te lo tragas”. Nunca con el afán de ofender sino de hacer amena la plática. Daba un trato muy especial a cada persona. Y tenía una memoria privilegiada. Bastaba ver su agenda, con direcciones y números telefónicos, no encimados, sino apiñados allí. Con su letra minúscula y siempre sabía en donde encontrar a quien buscaba. Si alguien de nosotros quería ver sus secretos, no sabíamos
en donde estaban, aparte que en su libreta no entendíamos el orden que llevaba, era un hombre para los demás. Religiosamente cada año pasaba de una agenda a otra todas y
cada una de las direcciones, es cierto cada año iban en aumento, se las ingeniaba, porque eso que estaba escrito en su agenda estaba muy grabado en su corazón.
En su compañía las personas encontraban al Padre, al hermano, al amigo, al ser humano que necesitaban para que les hiciera compañía.
Una persona en quien poder apoyarse, con quien compartir una amistad, sin afanes intelectuales, una puerta abierta a la sinceridad y emotividad.
Su vida Religiosa sin duda le llenaba plenamente. Cada encuentro lo llenaba de su gran pasión de Dios. No dudaba en realizar las actividades tradicionales de la congregación, mientras su salud se lo permitió, estuvo presente en muchas misiones. Ganándose el cariño y el afecto de la gente. Su fidelidad, constancia, puntualidad, servicialidad son rasgos característicos de su persona.
Su Ministerio Sacerdotal lo vivió de una manera magistral, un gran pastor. Que a la mejor no sabía mucho de administración, lo que si sabía era que el pueblo estaba sufriendo y que necesitaba que alguien estuviera cerca. Y por allá iba Micky, caminando, de piernas cortas pero ágiles. Nunca se problematizó en la relación vida religiosa y sacerdotal, él se sabía sacerdote pasionista y lo manifestaba abiertamente en la celebración de la Eucaristía, del sacramento del Perdón donde siempre imploraba la Pasión de Jesús para que tuviera compasión y misericordia de aquel hermano – hermana que estaban necesitando de la gracia divina.
Sus visitas a las casas, sus encuentros con las gentes terminaban siempre con la recomendación de unir todo ello a la pasión del Señor. Ayudó a muchos a reconocer la importancia de Dios en sus vidas.
Un hombre bastante generoso; la pobreza no le hacía problema, se daba sin más a los demás. Y mucha gente que le daba dinero lo hacía con esa conciencia, aún cuando le decían “esto es para usted”, casi le estaban diciendo “esto es para sus pobres”. Cuántos de nosotros no encontramos en él su palabra favorita: “ánimo” y lo decía con tal fuerza que nos levantaba de nuestro desaliento, nos invitaba a vivir. O cuando le preguntábamos algo, que a lo mejor no sabía o no quería decir: su respuesta invariable: ¿Qué te diré? Era el momento de darle vuelta a la página y comenzar de nuevo, Micky estaba presente.
Un hombre que aprendió a recuperar la historia de su vida de una manera muy sana, y la transformó en entrega solidaria para con todos, como queriéndonos decir, no quiero que
nadie pase por lo que yo pasé. Saber que sus papás se separaron, que a su hermana gemela y a él los tuvieron que meter al orfanatorio, lo que padeció viviendo ahí y cómo encontró salida cuando lo invitaron al seminario pasionista, “todavía no sé ni por qué yo levanté la mano”.
Y después regresar para ayudar a su hermana; aprovechando para también darse su vueltita por varias ciudades de la república mexicana y de Estados Unidos y Europa.
Imbuido por la espiritualidad de San José de la Montaña, gran amante de la Virgen María, en sus distintas advocaciones. Sabía vibrar con su pueblo, en el que se encontraba.
Alguien a quien las vacaciones, a las que tenemos derecho como religiosos, no le alcanzaban para poder visitar a todos sus familiares distribuidos a lo largo y ancho de la república mexicana. Por donde quiera tenía amistades, familiares y si no era así, se las buscaba.
Hoy retomamos otra de sus frases famosas, citando a don Pedro Vargas: “muy agradecido, muy agradecido”.
P. Hector Rangel C.P.

-----------------------------------------------------------------------------------------------
A mas de un año de ser llamado por el Padre, lo seguimos recordando como el gran hombre, Padre y amigo que fue.

JuPas lo recuerda con cariño y aprecio, físicamente no esta con nosotros pero en nuestras mentes vivirá por siempre ya que usted fue parte de nuestras vidas y de nuestro corazón, nos impulso a seguir con este sueño pero sobre todo a seguir a Dios y la Pasion del Señor.

Padre Micky nunca lo olvidaremos y se que un día nos reuniremos otra vez, para que nos de esas cachetaditas cada vez que nos descarrilamos y para un día volver a escuchar “Que te diré, que te diré”.
Rafael Benitez R.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo olvidar al amigo, al hermano, al guía? y supiera como la verdad no lo haría, nuestra comunidad fue bendecida hace 12 años cuando Micky llegó a alegrarnos la vida a todos.
Creo saber por que "levanto la mano" cuando le preguntaron si queria entrar al seminario, Dios lo llamó para ser parte de todos los que lo conocimos...
Gracias Dios por permitirnos ser parte de su gran recorrido...
Gracias Micky por ser tu, siempre...

Anónimo dijo...

NO SOLO COMO SACERDOTE, COMO PADRE FUE EL SER MAS MARAVILLOSO QUE PUDO HABERME GUIADO, SU CONSUELO A MIS LAGRIMAS, SU DEDICACIÓN A MI CRECIMIENTO, SU DEVOCIÓN A MAMY, EL ENORME AMOR Y CUIDADOS QUE LE BRINDO SIEMPRE, TOMANDO DECISIONES QUE PUDIERON FRENAR SU CAMINO, QUE SOLO EL, EN SU MOMENTO SUPO RETOMAR Y CONTINUAR, ESE CAMINO DE AMOR A LOS DEMÁS, DE ENTREGA INCONDICIONAL, DE ESPERANZA A TODO SER HUMANO QUE LE BUSCO, SOLO EL, MIGUEL ANGEL, MI PADRE; PUDO DEJAR UN LEGADO LLENO DE AMOR, DE VIVIR LA VIDA COMO EL LA VIVIO, COMO UN SOLDADO DE DIOS, COMO UN PADRE ENTREGADO, AMOROSO, DISPUESTO A ESTAR A NUESTRO LADO, SIEMPRE, AUN HOY QUE NO ESTA CON NOSOTROS, PERO QUE EN EL CORAZON DE CADA UNO DE ESOS SERES QUE LE AMAMOS, VIVIRA ETERNAMENTE........GRACIAS PADRE. TE AMO.

Unknown dijo...

Estamos reunidos como familia y recordándolo cómo pasó a formar parte de la familia Nocedal adoptándonos él a nosotros y Dios lo puso en nuestro camino para encontrar a un familiar que lo confundíamos con él, fue una persona importante y muy querida por todos a quién siempre recordamos con gran cariño. Gracias por haber existido.